domingo, 7 de febrero de 2010

Dopaje Genético, La nueva lucha



Deportistas cazados
Ben Johnson fue descalificado tras ganar la final de los cien metros en los Juegos de Seúl de 1988.
Marion Jones. la única mujer de la historia que ganó cinco medallas olímpicas en los Juegos de Sydney lo hizo con la inestimable ayuda de los esteroides.
Floyd Landis. El español Pereiro se adjudicó el triunfo en el Tour de Francia después de que se confirmara el positivo por testosterona del estadounidense.
Johann (Juanito) Muehlegg. El esquiador de fondo ganó dos medallas de oro en los Juegos de Invierno de Salt Lake. Las dos fueron retiradas por dopaje.
Rashid Ramzi. Fue despojado de su medalla olímpica de oro en los 1.500 metros en los últimos Juegos Olímpicos en Pekín.
Florence Griffith. El dopaje le costó caro. Un infarto cerebral acabó con su vida a los 38 años.

"Ahora sabemos que podemos inyectar genes para corregir enfermedades. De ahí no falta mucho para modificar genes relacionados al desempeño humano normal, como el que exige la práctica atlética", dijo el doctor Ted Friedmann, director del Centro de Genética Molecular de la Escuela de Medicina de San Diego de la University of California.
El dopaje genético, la práctica de introducir ADN al cuerpo mediante un virus inactivo u otros medios- puede alterar la conformación genética de una persona y mejorar artificialmente el rendimiento atlético agrandando los músculos y aumentando el flujo sanguíneo siendo, además, invisible a los métodos tradicionales de detección.
Ese momento, el de la llegada del dopaje genético, está cada vez más cerca. La advertencia llega de tres expertos de la Universidad de California y de la Agencia Mundial Antidopaje, Theodore Friedmann, Olivier Rabin y Mark Frankel explican que son técnicas que permiten modificar un gen a capricho -terapia génica- o, al menos, modularlo. Esto último se logra con medicamentos que regulan la expresión de ciertos genes. Esas estrategias están pensados para mejorar la vida de personas con diabetes, obesidad o enfermedades que provocan una grave debilidad muscular.
Hoy ya es posible insertar un gen en un tejido en el que normalmente no se expresa y favorecer la fabricación de una proteína (IGF-1) que conduce a un aumento de masa muscular exagerada. No es sólo una teoría. Se han hecho experimentos en modelos animales con resultados sorprendentes. Los ratones tratados lucen un aspecto más fuerte y mantienen una gran capacidad de resistencia a lo largo de su vida. Este tratamiento ya se podría aplicar en personas, pero desconocemos los efectos secundarios que tendrían en el organismo humano», explica Jordi Segura, director del Laboratorio de Control Antidopaje del IMIM, el Instituto de Investigación Médica de Barcelona. También es posible mejorar la musculatura y la resistencia por otras vías. Por ejemplo, actuando sobre un receptor protéico (PPAR) que regula la expresión de genes involucrados en el metabolismo de las grasas, la utilización energética y la acción de la insulina. En experimentos con roedores también se ha visto una mejora de su resistencia y un aumento de la producción de fibras musculares. Pero los riesgos podrían ser altos, advirtió, destacando que algunos pacientes murieron en estudios de terapias genéticas.
"Está casi garantizado que es peligroso con la tecnología actual. Sería muy tonto que un atleta aceptara poner el cuerpo para el tratamiento", dijo Friedmann, asesor científico de la Agencia Mundial de Anti Dopaje (WADA por sus siglas en inglés), que escribió un comentario en la revista Science.
"En el caso de los entrenadores o médicos que participen, sería una negligencia profesional o médica, al menos desde mi punto de vista", señaló Friedmann en una entrevista telefónica.
. Hay deportistas dispuestos a ofrecerse como cobayas a cambio de un récord y médicos a los que no les importa sortear las barreras éticas. Sobre todo en países con escasa regulación y con la tecnología más avanzada a su servicio. Friedmann y sus colegas escriben en su artículo que ya hay señales de que el dopaje genético está a punto de saltar a la alta competición, si no lo ha hecho ya.
Recuerdan cómo un entrenador alemán fue pillado cuando intentaba adquirir «Repoxyen», un fármaco experimental que no llegó al mercado y que permitía insertar un gen para producir mayor cantidad de eritropoyetina, más conocida como EPO. El fármaco lograba que el organismo la fabricara de forma natural, como si intentara luchar contra una anemia inexistente. Antes de los Juegos Olímpicos de Pekín también se detectaron anuncios de un laboratorio chino donde se anunciaban manipulaciones genéticas. Son síntomas que deben interpretarse como señales de alarma, en opinión de los autores del estudio.
. Esta vez, van por delante. Oficialmente no se ha detectado ningún caso, aunque desde 2004 el dopaje genético forma parte del listado de tratamientos y sustancias prohibidas. La agencia también lleva años patrocinando investigaciones para desarrollar nuevos test y pillar a los tramposos. «Habría que estar ciego para no ver que el dopaje que viene es genético», insiste la revista «Science».
En la actualidad, el dopaje genético es más una posibilidad futura que una realidad, aunque desde algunos ámbitos se ha querido señalar que este tipo de engaño podría estar llevándose a cabo en la actualidad.
IGF-1, Repoxigen y Miosina IIb, los más comunes
Una de las moléculas con las que se ha empezado a estudiar en este ámbito es con el factor de crecimiento IGF-1, con el que el equipo del doctor Lee Sweeny ha estado experimentando con ratones para el tratamiento de la distrofia muscular. Tras sus primeras investigaciones, estos estudios detectaron que, tras la inyección de esta molécula, se producía un incremento muscular exponencial, que rondaba el 30 por ciento del tamaño original del músculo.
Incluso quedaba probado que el desgaste muscular de este animal a lo largo de los años era mínimo, así como el tiempo de recuperación de sus problemas físicos -provocados para analizar tal aspecto-, reducido en gran medida. Sin embargo, este tipo de dopaje resulta muy peligroso para el cuerpo humano, ya que ha quedado demostrado que la aparición de tumores se encuentra íntimamente relacionado con una producción excesiva de IGF-1.
Otra de las sustancias con las que se ha experimentado en este aspecto es el Repoxigen, que consiste en un vector viral que multiplica la fabricación de EPO. Esta sustancia provoca la activación de la síntesis de EPO cuando el músculo deja de recibir el oxígeno que necesita. Este principio permite la creación de EPO de manera endógena, lo que hace prácticamente imposible la detección de este proceso dopante.
La tercera sustancia involucrada en el dopaje genético es la relacionada con la Miosina IIb. La miosina es una proteína muscular que actúa en la contracción muscular. El aumento de esta sustancia permite una importante potenciación muscular, lo que facilita la mejora de ciertas fibras. Por su naturaleza, este tipo de dopaje estaría claramente relacionado los deportistas que necesitan de la explosividad muscular, como pudiera ser el caso de los velocistas.


Fuentes:
ABC.es
reuters.com
elconfidencial.com

2 comentarios:

Fernando dijo...

Aquí muestras cómo los usos de la ingeniería genética pueden rozar incluso lo fraudulento cuando se sobrepasan los límites eticamente más correctos, además incluyes un video muy ilustrativo. Eso sí, espero que no te hayas documentado para recoger información... ;)

MARCOS.O. dijo...

claramente fernando claramente, me he tenido que documentar, que un reportero debe recoger la informacion de primera plana xD

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